La Ley de Amnistía que se aprobó el pasado 20 de abril de 2020 en la Cámara de Senadores, con 68 votos a favor, 14 en contra y dos abstenciones, es la primera del siglo XXI. La iniciativa de esta ley fue presentada por el Ejecutivo Federal en la Cámara de Diputados el 18 de septiembre de 2019.
Para dar paso a esta ley, se realizaron foros para conocer las opiniones de organizaciones de la sociedad civil, académicos y especialistas. El 11 de diciembre la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley, con 306 votos a favor, 129 en contra y 4 abstenciones. Fue entonces que se turnó a la Cámara de Senadores, pero por los tiempos, se dejó para ser discutida en el actual periodo de sesiones.
¿Para qué es la ley de Amnistía?
Originalmente la Ley de Amnistía que propuso el Ejecutivo Federal tuvo como objetivo subsanar las injusticias derivadas de la pobreza, marginación, la exclusión social, que provoca que mujeres, jóvenes e indígenas terminen en prisión por delitos menores, tanto del ámbito federal como local.
A lo anterior, se ha sumado la contingencia sanitaria que estamos viviendo por lo que se agregó como supuesto de procedencia la condición de extrema vulnerabilidad de las personas adultas mayores y con enfermedades crónico-degenerativas, así como a mujeres reclusas con hijos cuya situación es de grave riesgo frente al COVID-19.
La Ley de Amnistía beneficia a personas acusadas o sentenciadas por los delitos de aborto, ya se trate de la madre, el médico, la partera o algún familiar que haya participado en la interrupción del embarazo. También se incluye el homicidio por razón de parentesco pues en algunos casos las mujeres que abortaron fueron acusadas de homicidio (ámbito local).
Esta ley también indulta a personas en pobreza extrema, vulnerabilidad, discriminación, discapacidad permanente, que hayan cometido delitos contra la salud instados por el cónyuge o un pariente o haya sido obligado a hacerlo por grupos de la delincuencia organizada.
De igual manera, personas que hayan cometido el delito de robo simple y sin violencia, así como aquellas que hayan incurrido en el delito de sedición (siempre que no se trate de terrorismo) y que en los hechos no se haya dado la privación de la vida, lesiones graves o empleado armas de fuego.
Podrán invocar esta ley indígenas o afromexicanos, que además de encontrarse en alguna de las hipótesis anteriores, no hayan contado con intérprete o defensor con conocimiento de su lengua y cultura.
Frente a la contingencia sanitaria que enfrentamos es importante que de alguna forma se atienda el problema de sobrepoblación penitenciaria, la Ley de Amnistía es un paso frente a todos lo que tienen que darse para mejorar el sistema penitenciario en México.
La promulgación de esta ley también nos lleva a reflexionar sobre la pobreza extrema en que vive un buen número de mexicanos, así como otros factores que pueden orillar a una persona a caer en la delincuencia.
El Estado y la sociedad mexicana deben trabajar unidos para generar oportunidades de vida para aquellos que hoy no las tienen, para que sean parte de un México que aún no conocen y que debe comprometerse a favor de su bienestar personal y familiar.