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Educar para el respeto: prevención de la violencia

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Según datos de la UNESCO, a nivel mundial, uno de cada tres adolescentes entre 11 y 17 años, ha sufrido acoso escolar; en la universidad la cifra se incrementa a uno de cada cinco. Entre las agresiones más comunes se encuentra el acoso verbal, social, físico, psicológico y el ciberacoso. 

 

En este sentido, el respeto y la empatía no son valores secundarios: son el fundamento de una comunidad universitaria sana y cohesionada. Cuando educamos para el respeto, no solo construimos relaciones más humanas, sino que también actuamos como barrera frente a la violencia y el acoso. 

 

¿Te has preguntado cómo podemos seguir transformando nuestro campus en un espacio donde el respeto y la empatía sean el motor de cada día? Aquí te compartimos algunos pasos ir más allá de la denuncia: educar para el respeto como estrategia preventiva y de construcción de una cultura de paz:

 

  • Detectar y nombrar la violencia.

Para prevenirla, primero debemos reconocerla. La violencia puede ser física, verbal, psicológica, de género, sexual, digital, laboral y docente, entre otras. A veces creemos que “no es para tanto”, pero cualquier agresión, por pequeña que parezca, deja huella. Presta atención a comentarios, chistes o memes que ridiculizan o excluyen a alguien. Al nombrar estas conductas, abrimos la puerta a la conversación y a la reflexión colectiva.

 

  • Practicar la empatía como hábito diario.

Ponerte en el lugar del otro no es una habilidad mágica, sino una práctica diaria. 

Pregunta con interés genuino “¿cómo estás?” y escucha sin pensar en la respuesta que darás. Cuando respetamos las emociones ajenas, desactivamos tensiones antes de que se conviertan en conflictos. La empatía es la semilla de la tolerancia.

 

  • Comunicación asertiva: la clave para dialogar.

A veces el problema no es lo que decimos, sino cómo lo decimos. Aprender a expresar tus ideas y emociones con claridad y sin agresividad facilita la resolución pacífica de los desacuerdos. En tus proyectos de clase o en tu vida personal, utiliza frases que incluyan “yo siento”, “yo pienso” y “me gustaría”, en lugar de acusaciones como “tú nunca…” o “tú siempre…”, si quieres practicar, la Defensoría Anáhuac Mayab ofrece talleres gratuitos de comunicación asertiva.

 

  • Conocer y usar los protocolos de denuncia.

La confianza en las instancias de apoyo es fundamental. La Defensoría Anáhuac Mayab cuenta con rutas de atención claras y confidenciales: desde formularios en línea hasta acompañamiento psicológico y orientación legal. Compartir esta información con tus compañeros y hacerla visible fortalece la protección colectiva. Recuerda: denunciar no es acusar, es proteger derechos.

  • Fomentar la tolerancia y el pensamiento crítico.

La tolerancia implica aceptar la diversidad de ideas, creencias y estilos de vida. Participa en las jornadas, foros y grupos de debate que promuevan la discusión respetuosa sobre temas que te hagan cuestionar estereotipos y prejuicios, esto te ayudará a construir argumentos sólidos y a derribar barreras que fomentan la discriminación.

 

Cada estudiante, docente y colaborador es protagonista de esta transformación. Al aplicar estos cinco enfoques en tu día a día: contribuyes a una comunidad libre de acoso y discriminación, fortaleces redes de apoyo entre pares e impulsas una cultura institucional de respeto y tolerancia. 

 

En la universidad, nos comprometemos a crear y mantener un ambiente seguro. Por eso, tenemos políticas claras contra el acoso, la discriminación y cualquier tipo de violencia. Si necesitas orientación y/o acompañamiento, acércate a la Unidad de Atención Especializada de la Defensoría Anáhuac Mayab, a través de la Consejería, Ruta de Acompañamiento y  Programa de Mentorías podemos brindarte orientación acerca de varios temas, así como acompañamiento psicológico. Puedes acercarte directamente o a través del correo defensoria.uam@anahuac.mx 

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