Como se sabe, las personas que crean nuevas obras literarias o artísticas gozan de protección de sus derechos de autor bajo la legislación nacional e internacional. Así, el escritor de un libro, el compositor de una canción o el pintor que realiza un retrato, sabe que todas sus obras se encuentran protegidas y podrá hacer valer sus derechos, decidiendo sobre la manera en que esta será reproducida o comercializada.
De conocimiento menos popular, es el hecho de que aquellas personas que interpretan y dan vida a estas obras, también gozan de derechos de protección bajo las leyes mexicanas. A estas personas se les conoce como artistas intérpretes o ejecutantes. De manera más puntual, la Ley Federal del Derecho de Autor menciona que un artista intérprete o ejecutante podrá ser un actor, narrador, declamador, cantante, músico, bailarín, o a cualquiera otra persona que interprete o ejecute una obra literaria o artística.
Así, el compositor de una canción será acreedor a sus derechos de autor y el cantante que interprete esa canción será acreedor a los derechos sobre su actuación. Los artistas intérpretes o ejecutantes gozarán del derecho al reconocimiento de su nombre respecto de sus interpretaciones o ejecuciones, así como el de oponerse a toda deformación, mutilación o cualquier otro atentado sobre su actuación que lesione su prestigio o reputación.
Si bien todavía existen discusiones acerca de la mejor manera de proteger los derechos de los artistas intérpretes o ejecutantes en el ámbito internacional, en México sus derechos están reconocidos por la Ley Federal del Derecho de Autor. Asimismo, el día 3 de diciembre del año 2015, se decretó que al día 28 de noviembre de cada año como el Día Nacional del Artista Intérprete o Ejecutante, con la finalidad de dar reconocimiento a todos los artistas y generar conciencia sobre sus derechos.
Por eso, en este día, la Oficina de Propiedad Intelectual tecniA reconoce la labor artística y creativa de todos los intérpretes y ejecutantes de México para dar vida a las obras literarias, musicales, dramáticas, de danza, entre otras; cuyas presentaciones pasan a formar parte y enriquecer al patrimonio cultural de nuestro país. En la Oficina de Propiedad Intelectual nos encontramos en la mejor de las disposiciones para ayudar a los artistas intérpretes o ejecutantes en la salvaguarda de sus derechos.
