VOLVER

Yo no soy "EL" voluntario.

Por: Redacción

01 de octubre del 2024

“Querido Jesús, si lees esto es porque estás a punto de darte por vencido, recuerda todo lo que te hicieron y cómo supiste superarlo. No te des por vencido, ahora eres más fuerte, maduro e inteligente. Yo confío en ti, eres muy capaz. Ánimo, sigue persiguiendo ese sueño.”

Quien iba a pensar, que un simple mensaje escrito por un niño de 10 años, iba a salvar a su “yo” de ahora, 11 años después. 

Hoy me abro con toda la confianza, y te cuento a ti que estás leyendo, la historia del porqué, yo no soy "EL" voluntario. Soy orgullosamente de Chiapas, desde muy pequeño, mis papás se dedicaban a transmitirnos a mi hermana y a mi los valores, y acercarnos cada día más a Dios.

La travesía que te vengo a contar comienza desde que estoy en Kínder, a esa edad tú solo esperas divertirte y que los demás niños jueguen contigo. En el momento que la maestra nos estaba enseñando a utilizar las tijeras, un niño con el que no guardaba una muy buena relación, me marca para siempre con un simple tijerazo en mi mejilla derecha. Ahí mi primera cicatriz. No sé si tú le das sentido a las cicatrices que deja la vida, pero al paso del tiempo, yo comencé a darle sentido a las mías. 

Al haber sido un niño con un poco de sobrepeso, piel morena, se puede decir que era el perfil perfecto para sufrir de bullying. Al principio, sólo eran cosas de niños, pero llegó un momento que esto se fue identificando y relacionando con mi personalidad, convirtiéndome una persona desconfiada y tímida. Siento que tarde o temprano, cada persona encuentra su talento, en mi caso fue el Tenis y logré sobresalir tanto, que a los 13 años fui a una semana de prueba para entrar a la academia de alto rendimiento en Mérida, Yucatán; he aquí mi segunda cicatriz, al regresar de las pruebas, mis compañeros habían destrozado todo mi material escolar. Fue triste, pero gracias a esto, tomé la decisión de estudiar en otro lugar, y ahora me pongo a pensar, si no fuera por eso, ¿cuan diferente hubiera sido mi vida?

Con el tiempo, me fui dando cuenta que mis entrenadores no tenían el mismo entusiasmo que yo, para cumplir mis sueños, solo me veían como una fuente de ingreso. Con toda la fuerza que necesitaba, tomé la decisión de comenzar a entrenar con un maestro en particular y cuando todo estaba listo, a dos pasos de lograr mi sueño de representar a la Universidad de Nueva Orleans, surge mi nueva cicatriz. Doctor, ¿qué tengo?, ¿cuánto durará esto?, nunca olvidaré estas dos preguntas y su contexto, al afirmar el doctor que por una lesión me tendría que mantener en reposo y no podría finalizar con el proceso de selección y por ello, tenía que poner en stop mis planes. 

A pesar de las circunstancias, estaba emocionado por intentar algo nuevo, algo que no tenía planeado, y fue cuando comencé a estudiar en la  Universidad Anáhuac Campus Norte, becado por representar al equipo de tenis. Y ahí les va mi cuarta cicatriz, “el alcohol”, esto me llevó realmente al fracaso un año de mi vida, por no aprovechar las oportunidades, en este caso mi beca, por lo que como resultado final, me regresaron a Mérida. 

primer macro

Hasta este punto de mi vida, interpretaría cada una de estas heridas, como fracaso. Pero si abrimos los ojos, realmente nos damos cuenta que vivir las grietas de cada una de estas cicatrices eran necesarias.

A veces me pregunto, ¿cómo comencé a ver a esa luz que iluminó mi camino “vacío”? y sin duda alguna, esa luz se refleja en un grupo de jóvenes que organizan un evento masivo para unos 500 niños. Justo cuando pensé que todas mis cicatrices iban a regresar a mi vida actual, aparece a mi vida Soñar Despierto. 

Sin saber que mi gran motivación iba a ser un programa llamado “Vagones de Sonrisas”,comienzo a formar parte como Staff, obligado por mi hermana y sus amigas. Solo bastó una primera visita, para que en lo más profundo de mi corazón sintiera que todo lo que había vivido era necesario, y que me daría la fuerza para desear con todas mis ganas, ayudar a estos niños. Y les cuento una pequeña anécdota que cambió por completo mi forma de ver las cosas: 

En la última visita de la primera generación de Vagones de Sonrisas, estaba WhatsApp Image 2020-06-01 at 12.19.46 PMconmocionado por diferentes escenas que estaban ocurriendo y de repente, llega mi tocayo “Jesús” y me dice “Chuy, ¿cuándo volveré a sentir todo esto?, todo lo que haga, lo haré pensando que te volveré a ver en un futuro.” 

Amigos, ¿qué harían si un niño les dice eso? No pude detener mis lágrimas y sentir como cada una de las cosas, cada una de las cicatrices eran necesarias para que hoy pueda sentir que un ser mayor a mi pone confianza en mí ¿Se dan cuenta de la “coincidencia”? Jesús estaba confiando en mí, y le estaba dando sentido a cada una de mis heridas. 

Hoy puedo mirar atrás, un niño con un autoestima baja, sin expectativas de un gran futuro, y ahora que vivo el presente, sin miedo a sentir, rodeado de personas que traen paz a mi alma y que me motivan a seguir dándolo todo por amor, estoy demasiado agradecido con mi familia de compromiso social por ser tan diferentes, y a la vez, tener un mismo objetivo. 

WhatsApp Image 2020-06-01 at 12.21.12 PM (1)Hoy, Soñar Despierto me ha ayudado a cerrar con nombres cada una de las cicatrices y a darle sentido a cada una de las señales que no era capaz de ver. Yo no soy el voluntario,  soy el niño que gracias a los “Voluntarios Estrellas” puedo contar esta historia. A ti voluntario que me lees, te quiero agradecer por ayudar a otros a sanar sus heridas y reflejar luz, transformando así, a cada una de las personas que te rodean. Como dijo el Papa, en esta barca estamos todos y hoy te invito a remar con nosotros. 

El tiempo no cura las heridas, si no el sentido que le quieras poner a cada una de ellas.

- Jesús Hernández

Escrito por: Jesús Hernández |  Programas Vagones de Sonrisas Soñar Despierto

 

Redacción
Escrito por:

Redacción

Redacción

Te recomendamos