Si sientes que viniste a este mundo a ser feliz, confieso que eres de los míos. Así contesté en la entrevista de admisión que me hicieron hace cuatro años en la Universidad. Con 19 años me preguntaron cuál era mi plan de vida, y yo sólo respondí ser feliz (sí, la maestra se quedó con las mismas dudas que yo, ya que la verdad ni sabía qué era ser feliz).
Siempre he estado interesada en ayudar ¿No es lo moralmente correcto? Mi primera experiencia fue en Leones ASUA, voluntariado que tiene como objetivo principal, transformar de forma positiva a nuestra sociedad mediante el deporte. Por lo cual, en esta experiencia, un equipo de 8 personas fuimos a un pueblo, definitivamente algo nuevo para mí, y las personas a las que se supone fuimos a apoyar me estaban ofreciendo de su comida. La casa parecía estar vacía de cosas materiales, pero créanme, amor no faltaba. Desde ese entonces, comprendí que esto no era sólo un acto moral, esto era ser humano.
El primer palpito estuvo increíble, sentía cómo mi energía se volvía diferente y me convertía en un ser de pura buena vibra, por lo que comencé a participar en todos los voluntariados que brindaban. En ese entonces, entré a un programa de Soñar Despierto llamado Vico-valores. No tenía ni idea de lo que era pararse en un salón a darle clases a los niños, y justo eso teníamos que hacer, enseñar los valores durante todo un semestre. Quiero decirles que estudio Psicopedagogía y la experiencia que obtuve ese semestre no se puede comparar con las prácticas académicas, ya que la gran diferencia era que nadie me obligaba a preparar los planes de clases y a enseñar a los niños a aprender, a través de los valores.
Hace un año, fui voluntaria en el programa de Vagones de Sonrisas, también de Soñar Despierto. Previamente, había participado en días específicos ayudando al que más lo necesitara, y así lo veía en ese entonces, yo era la fuente de ayuda. Sin embargo, mi pensamiento fue cambiando de parecer cuando conocí a las personas que lideraban el programa. Aún recuerdo la capacitación, eran cinco niñas con una sonrisa hermosa y con muchas ganas de dar, no sólo a los niños, sino también a los voluntarios. Me dejé llevar, las comencé a admirar cada día más, y decidí aprender de ellas. Me contaban sus experiencias en el voluntariado, con una emoción diferente, a la que mis amigas, me contaban sus vacaciones, en progreso, era distinto, parecía como la misma magia que te venden en los finales de las películas de Disney, es decir, era la felicidad que tanto buscaba.
Y desde ese entonces, decidí vivir para servir, y es que, si lo ven desde ese punto, tus estudios ayudan a que esta sociedad no colapse. Se necesitan de buenos médicos, de buenos maestros, de buenos artistas, que trabajen con el corazón, no sólo por las demás personas, sino también porque sólo hará bien su trabajo, quien ama lo que hace.
En el voluntariado vas a encontrar la felicidad por cuatro diferentes razones:
- Haces amigos para siempre. Por todas las nuevas experiencias que vivimos juntos, por la sinceridad y lo diferentes que somos, pero con un mismo objetivo, hace que seamos una familia para siempre.
- Llegas a un estado de plenitud. Aunque no lo creas, despertarse un sábado a las 7:00 am para ir al voluntariado, no es fácil, al menos al principio. Pero poco a poco, te vas llenando de motivación por lo satisfecho que terminas en cada visita. Sientes cómo tu vida sí tiene un propósito y eso, le hace feliz a todo el mundo.
- Te nacen nuevas habilidades. Tus habilidades innatas, de las que no sabías, y no habías descubierto, comienzan a salir a flote. Estás constantemente viviendo nuevas experiencias y a veces surge hablar con un patrocinador, o ser maestro de ceremonia, o simplemente hacer un concierto en una plaza. Cree lo que te digo, todo es posible.
- Vives más tiempo. No sé si tu profesor de humanidad te ha hablado sobre la trascendencia, pero créanme, es verdad. En cada visita, en cada sonrisa que brindas, estás prendiendo una lucecita en el corazón de un padre o de un niño y si hiciste bien tu trabajo, es complicado que se apague.
Es increíble ese estado de plenitud que sientes, llegando a sentirte verdaderamente feliz, pero para mantener esa sensación de felicidad, es necesario tener una intención fija, para querer seguir mejorando y nunca decaer, a pesar de las adversidades. Mi luz interior es Dios, y a través de su ejemplo, a través de las enseñanzas en la Biblia, puedo decir que aún me falta mucho más por dar y que esto, sólo comienza.
“Ser feliz, es ser humano, conociendo que esta vida es prestada, y que todo lo que hagas tendrá un significado en todo el universo. Tú eres importante, tú mereces ser feliz."- Camila Saiden
Escrito por : Camila Saiden Rojas | Coordinadora General de Soñar Despierto.