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Aburrimiento y creatividad: el arte de dejar fluir

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Vivimos en una cultura que glorifica la productividad, donde la creatividad suele verse como una herramienta para obtener resultados visibles como un diseño, un texto, un proyecto terminado. Pero si nos detenemos a observar más profundamente, como proponen autores como Rick Rubin o Elizabeth Gilbert, descubrimos que la creatividad no es un talento exclusivo, ni una meta, es una forma de estar en el mundo.

Y en esa forma de estar, el aburrimiento tiene un papel central. Exploremos cómo aburrimiento y creatividad se relacionan como dos caras de la misma moneda. Reflexionaremos sobre por qué la desconexión es el espacio donde nacen las mejores ideas, y cómo todos, sin importar a qué nos dediquemos, podemos cultivar el acto de crear desde un lugar más humano, profundo y auténtico.

Desconectarse para conectar: Una verdad olvidada

En The Creative Act: A Way of Being, Rick Rubin afirma que "crear no es tanto sobre lo que haces, sino sobre cómo te relacionas con el mundo". Esta frase encierra una verdad esencial, la creatividad no surge en el ruido, sino en el silencio. No aparece cuando lo buscamos con ansiedad, sino cuando nos detenemos lo suficiente como para escuchar.

Vivimos e un entorno saturado de estímulos, de notificaciones y pantallas, aburrirse parece casi imposible. Pero ahí, justo ahí, está el secreto: cuando dejamos de consumir, de reaccionar, de hacer por hacer, algo más profundo comienza a moverse. Por eso, cuando nos desconectamos de un proyecto es que surgen las ideas, mientras nos bañamos, lavamos trastes o nos lavamos los dientes. ¿Te ha pasado?

El aburrimiento como espacio fértil

Lejos de ser un vacío inútil, el aburrimiento es un terreno fértil. No en vano, autores como Gilbert en Big Magic proponen que las ideas nos visitan como seres vivos que buscan un canal para expresarse. Pero, ¿cómo escucharlas si estamos siempre ocupados?

La ciencia respalda esta idea. Estudios como el de la Universidad de Central Lancashire han demostrado que las tareas monótonas o repetitivas, que inducen cierto grado de aburrimiento, activan áreas del cerebro relacionadas con el pensamiento divergente, el que conecta ideas lejanas entre sí. Es el mismo estado mental que se activa cuando soñamos despiertos. En otras palabras, el aburrimiento no bloquea la creatividad, la invita.

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¿Qué significa ser creativo, realmente?

Una de las ideas más transformadoras sobre la creatividad es entender que no se trata de producir, sino de percibir. Rubin lo plantea con claridad: "La creatividad no se trata de hacer arte. Se trata de prestar atención".

Cuando hablamos de cómo estimular la creatividad, no necesariamente nos referimos a aprender técnicas o adoptar rutinas específicas. Muchas veces se trata de afinar nuestros sentidos, de volver a observar, a caminar sin destino, a conectar con lo que sentimos, sin presión por traducirlo inmediatamente en algo útil.

En este enfoque, el aburrimiento se convierte en una pausa sensorial, un espacio donde la mente se desacelera lo suficiente como para registrar las señales sutiles del entorno y de nuestro interior.

El acto de crear como práctica diaria

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El acto de crear no comienza cuando abrimos una hoja en blanco, sino mucho antes cuando permitimos que nuestras ideas maduren en silencio. Como una semilla que necesita oscuridad y tierra fértil antes de brotar, la creatividad necesita tiempo, intimidad, y, aburrimiento. Algunas formas de cultivar este espacio creativo:

1. Elige desconectarte a propósito

Practica pequeñas dosis de desconexión diaria. Apaga el celular durante una hora. No llenes cada minuto libre con contenido. Quédate un rato sin hacer nada.

2. Camina sin meta y sin audífonos

Recupera el poder de simplemente caminar. En la lentitud del paso y la observación, aparecen ideas que no se revelan en la prisa.

3. Observa lo cotidiano con ojos nuevos

Una taza, una sombra, una hoja cayendo. Cuando te das tiempo para observar, entras en sintonía con el presente, y eso es profundamente creativo.

4. Deja espacio al juego y la curiosidad

Jugar sin finalidad, explorar sin objetivo. Es ahí donde se reencuentra la creatividad perdida entre las tareas pendientes.

El aburrimiento en la vida de los artistas

Numerosos creadores han señalado la importancia del aburrimiento, o mejor dicho, de la pausa, en sus procesos creativos.

  • David Lynch, cineasta, medita dos veces al día desde hace décadas. No porque busque ideas, sino porque sabe que las ideas vienen cuando hay espacio.
  • Virginia Woolf defendía el “tiempo propio” como indispensable para cualquier mujer que quisiera escribir.
  • Albert Einstein encontraba sus ideas más brillantes no en el laboratorio, sino tocando el violín o caminando sin rumbo.

No es casualidad que todos ellos comprendían que aburrimiento y creatividad están conectados por una lógica contraria al sistema actual. No se trata de correr más rápido, sino de quedarse quieto el tiempo suficiente.

La creatividad no es un don: Es una manera de estar

Uno de los mitos más dañinos sobre la creatividad es creer que es un talento exclusivo de unos pocos. Pero como propone Elizabeth Gilbert, la creatividad es una característica natural del ser humano, y todos podemos desarrollarla.

No necesitas ser artista para crear. Un emprendedor que encuentra nuevas formas de resolver un problema, una madre que inventa un cuento para su hijo, un joven que transforma sus emociones en dibujos o canciones. Todos están ejerciendo el acto de crear.

Y para hacerlo, muchas veces solo necesitan lo que tanto tememos, un momento de silencio, de nada, de aburrimiento.

¿Cómo estimular la creatividad en un mundo hiperconectado?

Frente a la exigencia de estar disponibles todo el tiempo, desconectarnos puede parecer egoísta o improductivo. Pero si lo que buscamos es inspiración verdadera, necesitamos defender ese espacio con intención. Aunque sea por un rato. Aquí algunas prácticas para lograrlo:

  • Días sin redes sociales: incluso uno por semana hace una gran diferencia.
  • Citas contigo mismo: reserva tiempo para no hacer nada. De verdad.
  • Practicar el “no saber”: empieza proyectos sin tener claro el final. Deja que te sorprendan.
  • Escucha más, habla menos: muchas veces las ideas vienen cuando dejamos espacio para que otros (o el entorno) nos hablen.

El arte de dejar fluir

La creatividad no es algo que se fuerza. Es algo que se permite. Y para permitirla, muchas veces hay que hacer lo contrario de lo que creemos: desconectarnos, detenernos, aburrirnos.

En ese silencio, en esa pausa, encontramos la materia prima de todas las grandes ideas, la posibilidad de ver distinto, de sentir más profundo, de crear con autenticidad. El aburrimiento y creatividad no solo están relacionados, son compañeros inevitables. Abrazar el primero es abrirle la puerta al segundo.

Así que la próxima vez que no sepas qué hacer, no busques llenar el vacío. Escúchalo. Quizá ahí empieza algo nuevo.

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