En esta ocasión, presentamos un artículo escrito por Mario Ovies, quien es emprendedor en sus tiempos libres y "godín" de día. Actualmente, organiza un evento llamado Noches de Juegos de Mesa y tiene planes de abrir una pizzería en el futuro próximo. Ha impulsado varios negocios como una revista digital y una cafetería, y hoy nos platica sobre su experiencia de trabajar y emprender al mismo tiempo.
Si algo me ha quedado claro en los últimos años es que no es fácil emprender cuando se es godín. No se emprende nada más por emprender, uno debe encontrar el camino; uno lleno de obstáculos y pequeñas satisfacciones que nos ayudarán a convertirnos en los famosos “emprendedores”.
En mi experiencia les puedo decir que a pesar de las dificultades que conlleva emprender, no es imposible. Para mí, emprender ha sido un camino de constantes fracasos y grandes victorias; gigantescos tropiezos y pequeños aciertos, que me han llevado a donde estoy ahora, un godín de día y emprendedor de noche.
No soy ningún gurú del emprendimiento, pero si algo me dejan ver todos mis proyectos fracasados —y los que actualmente me acompañan—, es la ruta a seguir que he establecido y que a continuación les comparto:
Enfócate en tus pasiones
Un tío me dio esta valiosa lección cuando estuve en la encrucijada de qué estudiar: enlista tus pasiones, elige una para estudiar y a las demás dedícales tus tiempos libres.
Así lo hice, desde entonces laboralmente me dedico a la comunicación y mis tiempos se volvieron para “cultivar” mis pasatiempos. Pero ese nada más fue el primer paso, “definir mis pasiones”, el siguiente fue enfocarme en esas pasiones y buscarles un potencial para emprender.
Por ejemplo mi pasión por la comida la transformé en una cafetería, una panadería artesanal y en un negocio de postres; en combinación con mi profesión esa misma pasión se convirtió en una sección en un periódico local y actualmente en una sección de revista.
Muchas de nuestras pasiones pueden ser excelentes opciones de negocio, además de que nunca faltará la motivación, ya que el combustible que la mantendrá en acción es nuestro amor por ella. Mi única advertencia es tener cuidado con no quemar todo este combustible, no vaya a ser que un proyecto fallido acabe con una de tus pasiones.
Ahorra e invierte
El ahorro y la inversión me han resultado fundamentales. Una parte de mi presupuesto como godín es destinado sagradamente a mis proyectos, es un ahorro que por ningún motivo debo tocar, el cual solo tiene una excepción, que ese dinero se invierta en el proyecto.
No es fácil ahorrar, siempre llegará el momento en que te quieras dar un lujo, un viaje, unas vacaciones, una salida; pero ese dinero igual puede significar esa impresora 3D que necesitas, un congelador, una nueva cámara.
La inversión en tu proyecto puede significar nuevas ganancias que se traduzcan en más inversión, romper el miedo a reinvertir en tu reto emprendedor también es parte de este proceso.
Producto mínimo
No te esperes hasta tener el producto perfecto, para eso puede que todavía te falte mucho tiempo. Comienza a probar con tus familiares, amigos y conocidos, prueba la idea de tu producto con ellos. Ya sea ropa, un evento o un platillo, invítalos a conocerlo y comienza a escuchar su retroalimentación.
Un producto mínimo viable te servirá para ver en mayor o menor medida la posible aceptación del público y de ir puliendo tu idea. Y no te preocupes por fracasar, al contrario, lanzar un producto en sus primeras etapas y no obtener los resultados esperados te va a ahorrar mucho tiempo y esfuerzo. Pero si triunfas, ya habrás dado pasos agigantados hacia emprender exitosamente.
En mi experiencia los proyectos que he probado antes de que estén completamente pulidos son los que han tenido éxito, mientras que los que guardé hasta tener todo listo han fracasado ¡Vale la pena intentar!
Lánzate a la aventura
Por último, les dejo el reto de lanzarse a la aventura y romper con el temor a emprender, asistan a un bazar, creen una página de Facebook o inviten a sus amigos a conocer su idea, hagan lo que quieran pero den un primer paso.
Lanzarse siempre conlleva un inmenso riesgo al fracaso, pero éste no debe ser visto como algo malo, sino como un paso indispensable hacia el éxito.