En los últimos años, la sociedad mexicana ha sufrido cambios drásticos en las dinámicas familiares.
La resistencia a formar relaciones estables, la disminución de la fecundidad, las uniones consensuales y el divorcio, son solo algunos de los factores de dichas transformaciones progresivas en los comportamientos y dinámicas familiares.
Todas las variables anteriores han traído consigo diversas problemáticas, entre las que se encuentra la violencia intrafamiliar.
En nuestro país, más de dos quintas partes de los hombres han ejercido algún tipo de violencia en contra de sus parejas o hijos, lo que lo convierte en un problema que impacta de manera negativa en la formación de personas íntegras y saludables.
Sin embargo, como psicólogos, es posible aportar un granito de arena a la solución de este problema a través de la terapia sistémica familiar. Este tipo de terapia nos permite trabajar en las siguientes áreas:
Otros artículos relacionados:
< 5 recomendaciones prácticas para tu bienestar laboral >
“La terapia sistémica no reinventa lo que la naturaleza ha creado, pero sí por medio de ella se logra conocer cómo operan los organismos, controlar la ansiedad y aprender a adaptarse mejor a los momentos afortunados y desafortunados de la vida, la terapia estaría dando a la naturaleza más probabilidades de éxito”.
- Murray Bowen, 1978.
Es hora de recordar algunos apuntes de nuestras clases: la terapia sistémica familiar nace del enfoque sistémico y considera que los comportamientos humanos son el producto de complejas interacciones que los individuos mantienen dentro de un grupo, es decir, un sistema.
Pueden existir diversos sistemas e interacciones, pero el más influyente siempre es el que está conformado por las familias nucleares y extensas de una persona.
Algunos psicólogos como Murray Bowen, consideraron que la única manera de entender el comportamiento humano es conociendo las características de las relaciones que los miembros de la familia extensa de un individuo han establecido en generaciones anteriores.
Este enfoque mantiene una perspectiva holística e integradora: lo importante son las relaciones que una persona mantiene y los componentes que surgen a partir de éstas.
La terapia sistémica nace a principios de la década de los años 50, época en la que John Bell, profesor de psicología de la Universidad de Clark, realizó una terapia conjunta con toda la familia de un joven con conductas agresivas y obtuvo excelentes resultados. Este fue el precedente de un enfoque y praxis que se enfoca en la intervención y el tratamiento de la familia en conjunto.
También te puede interesar:
<Comunicación efectiva: ¿Cómo aplicarla con tu equipo de trabajo?>
La terapia sistémica familiar tiene como objetivo encontrar solución a los problemas prácticos y reales dentro de las dinámicas familiares. Con este enfoque los psicólogos y terapeutas nos olvidamos de realizar un diagnóstico, o identificar quién tiene un problema. En cambio, trabajamos por reconocer los patrones disfuncionales dentro del comportamiento de las familias que acuden a nosotros.
Podemos decir que sus principales objetivos son:
Una vez que hayamos desarrollado nuestros conocimientos y habilidades en terapia familiar podremos aplicarla en la solución de problemas reales como:
Recordando lo que dijimos al inicio de este artículo: los psicólogos podemos desarrollar habilidades y aplicar conocimientos que contribuyan a la mejora de las dinámicas familiares mexicanas y con esto, establecer el primer paso para desarrollar un mejor país. Si tu objetivo es aportar a este ámbito, te invitamos a que conozcas nuestra oferta educativa de Posgrados en Psicología.