- Cielo es alumna de Negocios Internacionales y nos comparte su experiencia de intercambio en la Universidad Finis Terrae en Santiago de Chile
¿Cómo fue llegar a Santiago?
Desde el instante en el que me subí al avión y abandoné todo lo que se me hacía familiar, pude comprender que la experiencia de principio a fin sería hermosa. Fue así como junto a un grupo de chicas que al igual que yo se adentró a una experiencia a lo desconocido, comencé mi viaje a Chile.
En compañía de ellas encontramos una casa que se convertiría en el recinto que nos dio cobijo durante los siguientes 6 meses, resultó ser el lugar más alucinante y hermoso que contaba con una muy buena ubicación no solo para la universidad, sino por el acceso al centro de la ciudad, a las rutas de los camiones, metro y bici rutas; los centros comerciales estaban a una cuadra y los bancos y demás servicios estaban de igual forma muy cerca para tener acceso a estos.
Los integrantes de la casa fuimos 12: 2 mexicanas, 2 italianos, 2 franceses,1 belga, 1 alemana, 1 española y 3 chilenos; Pienso que la mezcla de culturas e ideologías enriqueció de una forma muy grande mi vida en esta experiencia, la convivencia y el aprendizaje fue hermoso e indescriptible. A mi llegada no sufrí ningún inconveniente ni mucho menos algún imprevisto, pese a que no planeé todo con antelación las cosas se fueron acomodando de forma perfecta.
¿Cómo fue la gente contigo?
Todas las personas que conocí durante mi estancia en Chile y en la universidad, fueron muy cálidas, amables y lindas. Todos siempre me ayudaron y estuvieron al pendiente de mis necesidades, desde el personal de mi escuela, mis compañeros, y hasta las personas que me topaba en las calles. No puedo quejarme absolutamente de nada respecto de las personas que conocí, ya que en realidad siempre tuve respuestas positivas.
¿Cuántos amigos hiciste?
Creo que me consterna la idea que en algún momento me dijeron “Los amigos se cuentan con los dedos de las manos” y si bien es cierto, debo admitir que puso a prueba la lógica de esa frase que mucho de cierto tiene, ya que durante toda mi estancia me pude percatar que realmente Dios me dio una infinita capacidad de amar y que en verdad no me daría el lujo de no utilizar todas las ganas de amar que se me fueron dadas, así que abrí mi corazón y le di paso a todo cuanto fui conociendo.
Y de la misma forma siempre encontré corazones dispuestos para recibirme y dar lo mejor de sí, así que no tengo un número específico y que pueda decir el número de amigos que tuve, sin embargo sé que ahora mi agenda de contactos y direcciones es enorme y que cuento con hermanas y hermanos en todo el mundo…
¿Cómo fue visitar la nieve y el desierto?
Durante esos 6 meses, tuve la fortuna de conocer todo el país. El primer viaje que hice fue a la Patagonia y el último fue al desierto de Atacama, por lo que me maravilló haber tenido la oportunidad de conocer ambos extremos del mundo. Pienso que deleitar mis ojos con tanta belleza me permitió sensibilizar mi ser y hacer que todas las emociones estuviesen siempre a flor de piel.
Yo nunca antes había ido al desierto, ni mucho menos conocía la nieve, así que el primer contacto con ambos fue completamente mágico y más aún porque fui con amigos que se volvieron hermanos y me permitieron que esa experiencia fuera increíble, inmemorable e irrepetible. Todos estos viajes los pude realizar porque en la Universidad Finis Terrae te dan la oportunidad de armar tu horario de una manera conveniente, sobre todo si estás de intercambio.
¿Viajaste mucho? Seguro tienes muchas aventuras dentro y fuera del salón de clases, compártenos alguna.
¡Claro que sí! El viaje que más me gusto fue el que hice a la zona más austral del mundo, ya que fui a Tierra de fuego, la Patagonia, Puerto Natales y Punta arenas… Ese viaje era el sueño de mi vida desde que tengo uso de razón, pues por cuestiones inexplicables el anhelo de visitar ese mágico lugar residía en mis adentros desde hacía muchísimo tiempo atrás, así que los 10 días que estuve en esa zona fue haber vivido despierta el sueño más grande que tenía. La mayor parte del tiempo estuvimos en el parque nacional Torres del Paine, donde cada centímetro cuadrado de ese lugar era como si lo hubiesen sacado de un libro de cuentos de hadas, pues todo era perfecto y hermoso.
¿Probaste la comida, qué tal estuvo? Seguramente nos puedes decir de algún lugar que no debemos perdernos si visitamos la ciudad en la que estuviste.
Un amigo chileno nos llevó a un lugar tradicional que se llama “El Hoyo” donde pudimos comer ricos cortes de carne y la comida más tradicional de Chile, después fuimos a la “Piojera” mi lugar favorito en el mundo, pues es en ese lugar donde se realizan los “terremotos”, las cuales son bebidas tradicionales de Chile.
Un lugar que también se debe visitar es el “Quita Penas” que tiene más de 100 años abriendo frente al cementerio general de Santiago y donde desde puedes pasar a comer o buscar un buen trago después de venir al cementerio.
Estos son los lugares que no te puedes perder, también creo que lo obligatoriamente debes comer para decir que estuviste en Chile son los completos y las sopaipillas.