Querido lector, hoy quiero que te hagas 3 preguntas conmigo:
¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Qué nos mueve? ¿Aún queda gente que cree que puede salvar al mundo? Sigo haciéndome estas preguntas constantemente, hay quienes responden a esto mediante la religión, hay quienes lo hacen a través de la convivencia con su familia, otros cuantos mediante el éxito académico y laboral. Resulta que yo soy una atea foránea que no vive con su familia, que le va promedio en la escuela y que se encuentra desempleada. Entonces, ¿cómo resolvería todas estas preguntas? Quiero narrarte sobre el voluntariado en mi vida.
Antes de este programa, había participado en diversas actividades de carácter altruista o voluntario; sin embargo, nunca me involucré lo suficiente en ninguna y pasaban más bien desapercibidas. Amigos para Siempre se trata de participar en actividades recreativas con niños de diferentes contextos. En mi primer semestre empecé como voluntaria, poco participativa y menos que eficiente, pero el poder empezar a involucrarme un poco más, me hizo darme cuenta de la importancia de este programa, no para mí, como erróneamente esperaba. No hacemos voluntariados para sentirnos bien con nosotros mismos, lo hacemos porque la felicidad de quienes ayudamos importa más que nuestra propia satisfacción de ayudar. Tengo la convicción de que nuestras acciones son importantes en cuanto impacten a quienes afectamos y con quienes participamos, la satisfacción de ayudar no es nuestra, si no la felicidad del otro.
En un camión con 45 niños, se me acabaron todas las ideas de canciones para entretenerlos, así que saqué el repertorio de datos curiosos; “¿Han escuchado sobre la pose de la mujer maravilla que te da poderes mágicos?” seguido de mi mejor intento de recrear la pose de la mujer maravilla (que estos niños llaman la súper chica), en un camión en movimiento. Y les expliqué que se supone que hacer esta pose aumenta tu autoestima y que yo la recomiendo usar en caso de sentir miedo o pena. Con esto te das cuenta que algo que te tomó 20 segundos explicar cobra sentido cuando Mariana, una niña de entre todos los niños del camión, que vive con un diagnóstico de trastorno de ansiedad, y a quien le cuesta mucho participar, termina ese mismo día con un baile en una actividad, pasando al frente del escenario, con la más triunfal pose de “la súper chica”, emocionada porque en sus palabras “¡lo logró! ¡Sí le dio poderes!”.
El voluntariado no es por nosotros, pero empieza en nosotros participar activamente en nuestro entorno, ¿por qué no empezar de manera desinteresada? La desigualdad, las circunstancias desfavorables y les inequidades siempre estarán presentes en nuestras vidas. Yo creo que lo mejor que podemos hacer desde la posición en la que estemos y las posibilidades que tengamos, es cuidar los unos de los otros, ver por quienes menos tienen y no esperar nada a cambio, más que la satisfacción esporádica de saberse empático y más humano.
Al final del día, todos los que queremos ayudar e involucrarnos con otros vamos dejando huellas, experiencias y recuerdos con las personas a nuestro paso y yo espero que las mías sean esas fotos en la cabeza de la cama de alguien que ahora sabe que puede contar conmigo.
Querido lector, espero entiendas qué me mueve y por qué me encanta hacerlo, y que creas por un solo segundo que aún hay locos que creen que pueden hacer de este mundo un lugar mejor, aunque sea poquito a poco, una pose de la súper chica a la vez.
"Lo más bonito de ser humanos es que podemos preocuparnos por otros y que de esa preocupación nacen grandes cosas."
Escrito por: Sabina Madrazo Carvajal | Presidenta Verde Anáhuac | Coordinadora de Instituciones Soñar Despierto