La península de Yucatán es conocida por su belleza natural y su riqueza cultural, pero también por ser una región vulnerable a fenómenos meteorológicos como los huracanes. Aunque para muchas personas que vienen de otras partes del país o del mundo, estos fenómenos pueden sonar lejanos, en Yucatán forman parte de la identidad histórica y cultural de la región. En este blog, exploraremos el origen de los huracanes, su impacto en la península y el profundo significado que tenían para los mayas.
Estos fenómenos meteorológicos se forman en el océano cuando las aguas cálidas interactúan con corrientes de aire, creando una energía capaz de desatar una tormenta de enorme poder destructivo.
Los huracanes en la Península de Yucatán son bastante comunes por su ubicación geográfica, particularmente entre los meses de junio a noviembre, conocidos como la temporada de huracanes.
Si aún no lo has experimentado antes, te recomendamos leer nuestra guía práctica para enfrentar tu primer huracán.
Comencemos con el origen de la palabra. El término “Huracán” proviene de la lengua taína, hablada por los indígenas del Caribe, y hace referencia a “Hurakán”, un dios del viento y las tormentas. en la cosmovisión maya era una de las deidades más poderosas. Este dios estaba asociado, no solo con las tormentas y el caos, sino también era visto como una fuerza de renovación.
Para los mayas, los huracanes tenían una connotación mítica y sagrada. La destrucción causada por un huracán no era solo una catástrofe, sino un proceso cíclico que formaba parte del equilibrio natural del universo.
Los antiguos mayas creían que los huracanes eran una manifestación de la voluntad de los dioses y les atribuían un significado espiritual. Las tormentas eran vistas como un recordatorio de la necesidad de respeto y armonía con la naturaleza.
Durante la época prehispánica, se llevaban a cabo rituales y ceremonias para apaciguar a Huracán y pedir protección ante las temibles fuerzas de la naturaleza.
Yucatán ha sido testigo de algunos de los huracanes más devastadores de la historia de México. Aunque muchos han afectado las costas y zonas urbanas, la resiliencia y la preparación de las comunidades yucatecas han permitido sobrellevar estos eventos.
Algunos de los más recordados son el huracán Gilberto en 1988, que dejó una marca imborrable en la memoria colectiva. Este huracán fue considerado uno de los más fuertes de su tiempo y causó daños importantes tanto en Yucatán como en otras partes de la península como Cancún.
Otro muy recordado fue el huracán Isidoro en 2002, fue uno de los más destructivos que ha golpeado Yucatán en tiempos recientes. Alcanzó la categoría 3 antes de impactar en la península, causando daños severos en Mérida y otros municipios del estado.
Las lluvias torrenciales y los fuertes vientos provocaron inundaciones, destrucción de viviendas, caídas de árboles y daños significativos en la infraestructura agrícola y urbana. La recuperación tras Isidora fue lenta pero reforzó la preparación ante huracanes en la región.
Algunos otros como los huracanes Wilma (2005), Dean (2007), Ernesto (2012), Delta (2020), Zeta (2020) y Grace (2021) a pesar de no haber causado daños estructurales, son recordados por su afectación en inundaciones en diferentes zonas del estado.
Actualmente, la Península de Yucatán está mejor preparada para enfrentar estos fenómenos naturales gracias a la tecnología, las alertas tempranas y los protocolos de seguridad establecidos. Que más allá de la infraestructura y logística, los habitantes de la región están preparados para mantenerse a salvo.
Los huracanes siguen siendo una parte del ciclo natural de la región, por lo que es importante conocer y respetar su naturaleza, mantenerse informado y estar preparado para el próximo huracán que se aproxime.