Datje van Reijendam, Strategic Business and Impact Developer habló sobre los desafíos al emprender en África así como la importancia del emprendimiento social.
Lo anterior durante su conferencia "Doing Business Doing Good, How did I end up in Africa!" impartida a los alumnos del MBA (Master in Business Administration).
Van Reijendam creció en una familia de empresarios textiles y se interesó en esta industria. Trabajó en varias empresas de los Países Bajos y se dedicó a viajar y a conocer el mundo textil, hasta que decidió darle un nuevo giro a su vida, pues los dos años que pasaría en África, se convirtieron en más de 20.
Al cuestionarle sobre las mejores cualidades de los negocios en África que se deberían replicar en nuestro país, Van Reijendam respondió: “Ves muchas grandes compañías, pero también ves a muchos jóvenes empezando nuevas empresas. Te das cuenta de que estos jóvenes no tuvieron una juventud fácil, pero están empezando empresas sociales, están creando empresas y quieren hacer un impacto en su comunidad, están buscando oportunidades y dar soluciones”.
En una región como África donde la pobreza, el hambre y la escasez de agua, son tan solo algunos de los graves problemas que cobran vidas diariamente, es indispensable generar soluciones alternas. Por ejemplo, la invitada señaló que conoció a un joven que creó un producto para que los niños pudieran limpiarse después de un viaje largo. En algunas regiones africanas la falta de agua es una situación que afecta a todos, así que con esa loción te podías limpiar sin necesidad de agua. No era una gran innovación, señala, pero resolvía una gran necesidad de la región. Con esta solución se ahorraba agua y se ayudaba a los niños de la comunidad.
Entre los grandes retos que enfrentó al llegar al continente africano, el financiamiento fue de lo más difícil, sobre todo al ser foránea. Por esta razón considera que es muy importante tener un compañero de negocios, buscar muy bien con quién te vas a asociar.
“Tenemos que encontrar una manera distinta de hacer negocios, porque cada día la brecha socioeconómica es más y más grande, y eso va a resultar en más guerras, más peleas, y creo que ya hemos visto suficientes. También creo que las compañías deben ver cómo incorporar compañías locales en la cadena de valor, en especial cuando trabajan en países en vías de desarrollo o subdesarrollados”, explicó la especialista.
También destacó que es importante enfocarse en las personas, en el ambiente, en cómo generar ganancias, tener un propósito. “Que tu empresa sea cada vez más un negocio consciente, íntegro. Los nuevos públicos son cada vez más exigentes, quieren transparencia, quieren saber cómo se obtienen los materiales”, indicó.
“Al hacer negocios está permitido buscar ganancias, pero estás obligado a que una parte se reinvierta en la comunidad, que sea sustentable. A mí me gusta estar involucrada en la comunidad, me gusta apoyar a las personas más desfavorecidas, crear productos que los apoyen”.
Para la especialista, es importante tener experiencia en el tema, pero más importante aún es tener el corazón en ello. Por ejemplo, ella encontró que la calidad de la comida que tenían los niños en África era de mala, y por eso empezó a buscar algo que se relacionara. Así nació su pasión por ayudar a los demás.
Los dos años que pasaría en África, se convirtieron en más de 20. Su recorrido por la industria del chocolate sustentable y su interés por ayudar a los niños en situación de riesgo la llevó a incursionar en este mercado. Aunque enfrentó varios obstáculos como el financiamiento, también obtuvo grandes aprendizajes; así mismo, destacó la importancia de buscar inversionistas a tiempo, antes de que sea demasiado tarde para tu empresa.
Al referirse al emprendimiento social, la especialista recalcó: “Si tuviera que empezar un negocio buscaría que fuera sustentable (…), sé mejor, sé diferente y conviértete en la mejor empresa para el mundo y no en la mejor del mundo”.
*Por Mario Ovies.