José Medina Mora Icaza, fundador de CompuSoluciones y secretario general de Coparmex Nacional, compartió las pruebas que lo llevaron de emprendedor a empresario.
Durante la cátedra prima “Las 4 pruebas del emprendedor”, mencionó que tuvo que desarrollar dichas pruebas como resultado de pasar de una idea de empresa a un emprendimiento.
Su historia inició hace 35 años con la convicción de que en México era posible hacer una empresa que diera un excelente servicio: “que los que trabajáramos en ella nos formáramos en lo personal y en lo profesional. Que en México sí era posible hacer una empresa con principios y valores, que cumpliera con todo lo legal y lo fiscal y que fuera negocio” explicó.
El empresario - quien cuenta con un Doctorado en Dirección de Proyectos de Ingeniería, por la Universidad de Stanford- señala que, la visión del tipo de empresa que querían ser, le permitió que hoy sean una empresa sólida. Sin embargo, comenta, no siempre fue fácil, especialmente en el inicio.
“Emprender es una vocación que se inicia desde muy jóvenes, o cuando estás terminando la maestría -como en mi caso- o cuando te acabas de retirar; no hay una edad para emprender. Hace 35 años trabajaba para una empresa multinacional, una empresa con una gran cultura. Después de estudiar en Stanford entré a Hewlett Packard, en el 82 me fui a Guadalajara donde (la empresa) abrió su primera planta… fui el empleado 11, hoy son más de 6 mil”, menciona.
Y al respecto, continúa: “Después de tres años, un día le dije a mi esposa que quería emprender y me cuestionó el por qué o para qué. No recuerdo qué le dije, pero me apoyó. Trabajaba hasta 14 horas diarias para sacar ese proyecto; los primeros años hubo un gran sacrificio por parte de nuestra familia, hicimos un plan de negocios, invertimos y al final del primer año quebramos la empresa”, compartió el doctor.
Quebrar la empresa fue lo que le trajo aprendizajes. Ante esto hicieron un segundo plan de negocios, invirtieron lo que correspondía y al final de ese segundo año volvieron a quebrar.
A pesar de la situación, no se rindieron y entraron a un tercer plan de negocios, ya con las tarjetas a tope. El doctor Medina tuvo que vender su coche, mencionó que ya no podían salir a comer o de vacaciones, ni comprarle ropa a los hijos y ese tercer año, venía su tercera hija:
“Fue difícil, pero al final de ese año llegamos al punto de equilibrio. Más importante aún, logramos un modelo de negocio rentable”, señala.
Al inicio de ese cuarto año, continúa con su relato, ya no tenía suficiente capital, “no teníamos dinero y necesitábamos 25 mil dólares. En Palo Alto -cuando estaba en Hewlet-, conocí a una compañera de trabajo cuyo esposo estaba retirado. Lo visite para presentarle el proyecto con el fin de que invirtiera en el mismo. A las dos semanas me contactó para decirme que checara mi cuenta de banco porque ya estaba listo el depósito.
Varios años después le pregunté qué le había hecho decidirse a apoyarnos. Dijo que le gustó el equipo de emprendedores y que por eso nos quiso apoya. Que no era mucho lo que había que invertir así que valía la pena la apuesta.
Es mucho más importante el emprendedor y su equipo, que el proyecto en sí”, recalca.
En aquel entonces, no había fondos de inversión, ni de capital de riesgo o de Venture Capital. Sin embargo, tuvo la suerte de conocer a este inversionista ángel que le dio el empujoncito que necesitaba para iniciar.
En el transcurso de estos años, el empresario ha acompañado a muchos emprendedores y ha desarrollado un esquema que refleja las 4 pruebas del emprendedor que hay que pasar para ser exitoso:
Pregúntate si te gusta lo que haces, si te apasiona. Un error común de los emprendedores es iniciar un negocio porque hay una oportunidad en el mercado. Las oportunidades hay que buscarlas dentro de uno mismo. Una vez que tengas claro lo que te apasiona, sal a buscar una oportunidad en eso. Pregúntate: ¿cómo me veo al iniciar ese emprendimiento? Para saber si es compatible con tu visión sobre lo que quieres ser. En cualquier tipo de negocio, tus miedos desaparecerán a medida que domines los elementos esenciales. Abandona tu trabajo actual cuando tengas claro lo que quieres hacer.
Cada emprendedor tiene 3 roles, el técnico, el administrador y el visionario. Los emprendedores se quedan en el rol técnico, que es hacer lo que nos gusta y nos olvidamos de los otros roles que el negocio requiere. Utiliza un organigrama, dibuja todas las funciones que requiere la empresa y después coloca a las personas que forman la empresa. Lo común es que al emprender tengas varios roles. Considera estas tres 3 áreas, ya que toda organización exitosa tiene un trípode que la sostiene: las ventas, la operación y la administración.
Es una fórmula muy sencilla: ingresos – egresos = utilidad. Es necesario tener utilidades si quieres permanecer en el mercado, sin embargo, muchos emprendedores no encuentran el punto de equilibrio y no encuentran utilidad. Aquí algunas recomendaciones:
Si logramos hacer que nuestro trabajo esté alineado con nuestra misión, encontraremos sentido a todo lo que hacemos. "Nunca seremos exitosos a menos que ayudemos a los demás. Ayudar no solo incluye las ganancias financieras, sino también compartir nuestro tiempo, talento y dinero. En la medida en la que podamos, es importante compartir", concluye.
Esta interesante ponencia, organizada por la División de Ingeniería y Ciencias Exactas, formó parte del Ciclo de Cátedras Primas que la Universidad Anáhuac Mayab ofrece cada semestre.
*Escrito por Mario Ovies.