Sí, a todos nos ha pasado: estamos en una reunión con colegas del trabajo y de repente nos encontramos divagando en nuestros pensamientos (“hmm… ¿a cuánto está el dólar hoy?”), checando nuestros celulares (“¿hice la cita en el salón?”) o atendiendo con cierta indiferencia (“vaya, Juan expone muy pero muy mal”). Con frecuencia, las juntas son consideradas como una obligación más que como algo productivo y eso es culpa nuestra.
A esta mala costumbre de convocar a reuniones que podrían haber sido mails en las que absolutamente nadie está en sus cinco sentidos, algunos la denominan “juntitis”. Desde el caos que es organizar la asistencia de todos/as en una fecha y hora específica, hasta la imposibilidad de trabajar o hacer “multitasking” mientras atiendes en una reunión, las juntas se han convertido en el hoyo negro de la productividad en esta era digital.
Como profesionistas, pasamos demasiado tiempo en juntas; según una investigación de Verizon Business citada por Fast Company, el 37% de nuestro tiempo en el trabajo lo pasamos en reuniones y esta cifra se estima que es el doble para los altos ejecutivos.
Sí, leíste bien: conforme “escalas peldaños” en el organigrama, aparecen más juntas a las que tendrás que ir. Ni modo.
Sin embargo: imagina si entraras a estas reuniones con una mentalidad diferente, sí, es posible verlas como una oportunidad para vender tus ideas y demostrar tu liderazgo. Con esta forma de abordarlas, no sólo ayudarás a la empresa en la que trabajas, sino también a tu propio desarrollo profesional.
Los siguientes consejos ––como explica Fast Company–– te permitirán vender sus ideas y hacer que tus juntas sean más productivas y menos aburridas:
Lo más probable es que si te invitaron a la reunión, es porque piensan que tienes algo de valor para aportar a ésta. ¡Aprovéchalo! ¿Qué punto de vista quieres transmitir? ¿Apoyas el plan, tienes reservas al respecto o lo desapruebas? Saber lo que estás vendiendo y tu posición te dará un sentido de propósito y te llenará de energía desde el momento en que entres a esa reunión.
Una situación en la que puedes exponer tus ideas es cuando la discusión se comienza a distanciar de lo que quieres decir. Esta es una ocasión propicia para influir en el pensamiento de la sala de juntas. Pero sé discreto: no comiences con frases negativas como "No estoy de acuerdo". Esas frases te alejarán de lo que la persona anterior quería decir y te posicionarán como una presencia negativa.
En su lugar, podrías comenzar tu oración con un “Hay otro punto de vista que debemos considerar”. El arte de vender tu “pitch” siempre comienza escuchando, y mostrando que te importan las opiniones y propuestas de otros.
El punto es tener un punto: una idea simple, clara y convincente—¡y breve!
Esto es como una minuta, o los famosos “acuerdos” Un Call-to-action (llamado a la acción) puede ser una gentil sugerencia de las próximas acciones a tomar, o puede ser un acuerdo decisivo, por ejemplo ( “Juan establecerá las métricas a seguir”). En ocasiones, un llamado a la acción también puede ser un acto auto delegado ("Tomaré la iniciativa en esto para llevarlo a cabo").
Estos consejos te permitirán desempeñar un papel de liderazgo en cada reunión y a destacar entre tus colegas, con el tiempo verás que más de estas reuniones se convertirán en follow-up por email y no en contra reunión sin productividad.