Sueños en Acción | Do the right thing, volunteer

No busques una causa, deja que ellas te encuentren.

Escrito por Redacción | Jun 16, 2020 4:44:47 PM

Alguna vez te has preguntado: ¿Cuál es mi misión en este mundo? ¿Cuál es mi motor para levantarme cada mañana? Pero  lo más importante, ¿cómo puedes contribuir a mejorar el mundo y la sociedad en la que vives?

Son tantas las necesidades que percibo a diario en las noticias, en el país, en el estado, en mi cuadra, en general a mi alrededor, que quisiera tener mil brazos y piernas para poder ayudar a todos; tener mucha comida, para alimentar al que tiene hambre; tener muchas cobijas para cubrir al que tiene frío; pero he aprendido que solo necesito mi corazón, dejarlo a disposición de Dios y Él me guiará.

Desde mi perspectiva, puedo decirte que existen grandes causas en el mundo, en países lejanos en las que quisiéramos participar. A veces nos desanima porque no contamos con los medios económicos o las condiciones para poder hacer un viaje tan largo y entonces piensas que ser voluntario no es lo tuyo, que no naciste para esto; pero ¿has mirado a tu alrededor? Tal vez muy cerca de ti hay quien necesita algo de lo poco o mucho que le puedas dar, solo tienes que fijarte bien.

Realmente no tiene mucho tiempo que comprendí que el amor al servicio es una invitación de Dios para hacernos a su imagen y semejanza. En casa, mis padres me inculcaron que “si yo tengo un pan y tú no tienes ninguno, ambos tenemos medio pan”.

Sin embargo, fui creciendo y no había causa que me motivara pues lo veía como una tarea común en nuestra vida, hasta cierto punto no tenía más motivación que mi deporte. Y creo que fue ahí cuando me alejé de Dios. Me concentré tanto en otras cosas que perdí de vista que mi misión era servirlo a ÉL, pero es tan sabio y poderoso que a través de esta pasión que aparentemente me alejaba me fue moldeando a su voluntad.

En mi adolescencia, me entristecía  que las carencias económicas les impidieran practicar un deporte a los niños y jóvenes de las colonias cercanas a mi casa, pues no tenían para pagar un entrenamiento o comprarse unos tenis; y así  sin darme cuenta un día había decidido regalarle a esos niños un poco de lo que sabía. Utilizando las canchas de la colonia conformé un grupo de más de 60 niños de edades entre 3 a 13 años. En diciembre de ese año les pedí a mis amigos deportistas que me donaran los tenis que ya no utilizaban para que se los pudiera regalar a mis alumnitos, quienes lo atesoraron como si un jugador de la NBA se los hubiera firmado. Pero lo más emotivo fue la cara de mis amigos llenas de lágrimas al ver cómo estos pequeños les agradecían ese detalle. ¿Te das cuenta? Ellos sin saberlo ya eran voluntarios en mi causa.

Dios continuó su obra en mí. Entré a la Uni y en mi segundo año decidí irme de misiones sin saber que era. Llegó ALMA ASUA a mi vida. Conocí personas maravillosas llamadas “VOLUNTARIOS”, aprendí de ellos, de la gente del pueblo al que fui y en ese momento me dije “esto es lo que quiero hacer”, quiero estar donde se me necesite, quiero dar mi servicio a los demás. 


Una experiencia inolvidable fue participar en ASUA CONSTRUYE en Puebla, muchas  familias habían perdido su casa debido al terremoto del 19 de septiembre de 2017 y el proyecto era construirles un hogar. Un joven llamado Eduardo que nos ayudó en la construcción me dejó una lección enorme. Cuando entregamos la casa le preguntamos si él viviría ahí y nos dijo que no, que él vivía en una casa de campaña a unas cuadras y nos enteramos que no solicitó el apoyo, pues él decía “tengo un techo y un trabajo y  algún día lograré construirla, ahora hay personas que lo necesitan más que yo, ayúdenlos”, escucharlo me lleno de fuerza el corazón. Muchas veces nos quejamos de cosas insignificantes junto a la realidad de Eduardo, un joven desde su trinchera y sin tener mucho, fue un voluntario que se sumó a nuestra causa.

Poco a poco la idea de  lograr que más deportistas vivieran la experiencia del voluntariado se volvió mi propósito, cada cosa fue surgiendo como si alguien lo tuviera preparado para mí, así llegó LEONES ASUA y con esto la Liga Estatal de Basquetbol por la Inclusión. Este proyecto nos permitió llevar a 28 chicos de esta liga a la CDMX a presenciar un partido de la NBA, un sueño para ellos. Durante el viaje, Jael uno de los niños, nos dijo: “les quiero agradecer por traerme, nunca había viajado en avión, pero les quiero dar las gracias por tratarnos igual que a las demás personas, porque ustedes nunca hicieron diferencia por nuestra discapacidad”. Esto fue lo más hermoso que alguien pudo decirnos y lo que cambió la vida de muchos que hasta el día de hoy continúan como voluntarios en este programa. 

He aprendido a dejar de preguntarme ¿por qué? y he entendido que lo correcto es ¿para qué? Actualmente con la pandemia por el COVID-19 me pregunté ¿para qué estoy viviendo esto? y la respuesta fue, para ayudar y fue cuando se me ocurrió crear COVIDA, una agrupación que inició consiguiendo donativos para apoyar a los hospitales con insumos y regalar despensas a la gente más necesitada. Lo increíble fue que personas que ni siquiera conozco se sumaron con donaciones y gracias a ellos se pudo apoyar a varios hospitales y a más de 70 familias.

 

A lo largo del texto ¿notaste cuantos voluntarios participaron? ¿Te animas a ser uno de nosotros?

 

La madre Teresa de Calcuta alguna vez dijo “A veces sentimos que lo que hacemos es una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota”. Siempre nos estamos preocupando por impactar a lo grande cuando podemos hacerlo en nuestra casa, calle o colonia. No tienes que recorrer el mundo para encontrar una causa, están más cerca de lo que crees, solo mira a tu alrededor, siempre hay alguien que necesita tu ayuda. Ninguna causa es pequeña cuando hay grandes voluntarios.

“El corazón de un voluntario es la fuente de poder que hace girar el motor de su vida, es lo que logra grandes cambios a partir de pequeñas acciones”. Adriana Concha.

Escrito por: Adriana de Jesús Concha Zapata | Presidenta de Leones ASUA