Mi cielo en la tierra.

No me canso de agradecerle a Dios por cada una de las personas que se han cruzado en mi camino. Siendo voluntaria y estando en la directiva, mi corazón no sabía que los necesitaba y Dios supo mover sus fichas para ponerlos y que me diera cuenta, que realmente lo que importa en esta tierra es cuánto, cómo y para qué amas. No solamente ha sido un lugar donde hago apostolado, es en donde he encontrado el para qué de mi existencia, en donde descubrí esos anhelos más profundos de mi corazón que estaban escritos y no sabía, hasta que decidí decirle que sí a un apostolado que está lleno de locos, pero locos con un corazón tan gigante, que es imposible no contagiarte de vivir apasionadamente por transformar el mundo, por que sí, sí se puede.

He visto cómo la vida de muchas personas incluyendo la mía ha dado un giro de 180° a partir de que Soñar Despierto llegó a sus vidas.Descubrí la magia de dejarte abrazar por un equipo con el que trabajas para permitirles que se conviertan en tu familia. Me di cuenta que cuando compartes tus sueños eres capaz de caminar al cielo acompañado de la mano, con gente que es desconocida y termina escribiendo su nombre en tu corazón. 

Soñar Despierto llegó a mi vida cuando más necesitaba de algo/alguien que me enseñara el significado de lo que realmente valía la pena en la tierra. En el momento que dije SÍ a Soñar Despierto, lo dije sin saber que iba a 

revolucionar toda mi existencia. Sin duda, puedo dividir mi vida en dos partes: antes y después de Soñar Despierto, el sí más bonito que nunca jamás he dado, el sí que me regresó a Dios y que agradezco con toda el alma que Dios haya puesto a esos clowns intensos que insistieron para que me inscribiera en el programa de Contagia Alegría desde los primeros días de mi universidad.