¿A dónde voy?
Es una pregunta que nos hacemos muy a menudo. Nuestro futuro es algo que pasamos horas pensando, planeando, soñando. Por más perfecto que nuestro plan podría llegar a ser, nunca, nunca pasa todo exactamente como lo imaginamos, la vida siempre nos sorprende.
Y, ¿eso es algo malo? Para muchos el pensamiento de que las cosas no salgan como las planeamos nos provoca una ansiedad sobre abundante, una sensación de que todo se derrumbó y nos deja un sentimiento de duda que nos llena de miedo y ansiedad. En lo personal, me gustaba tener todo el control sobre mi vida y mis planes, pero ahora, después de haber vivido varias sorpresas, he cambiado mi forma de ver la incertidumbre que me rodea. Ahora no me asusta el “no saber”, me emociona.
Todo esto empezó cuando me di cuenta de que las coincidencias no existen, todo, absolutamente todo, pasa por algo. Algunos de ustedes pueden mirar hacia una fuerza exterior o una “vibra”, bueno, en lo personal miro a Dios, como ese ser perfecto que está tomando parte en el diseño de su obra maestra, en el diseño de mi vida y de quien soy.
Y hoy, en este pequeño texto, te quiero invitar a que te pongas a pensar en tu vida, en todo lo que te rodea. En esas personas que llamas familia, que muchas veces damos por hecho, pero si te pones a pensar, es una gran coincidencia. Tus papas se conocieron, se enamoraron, pero eso pudo haber pasado muy distinto. Tu historia que empezó ahí, si solo una cosa hubiera cambiado, si tu papá no hubiera ido a esa fiesta o conocido ese amigo o estudiado en esa escuela, no hubiera conocido a tu mamá. Cada pieza de tu vida, cada persona que está en ella, está ahí por algo. Abre los ojos y maravíllate en ese plan perfecto que eres tú.
Escribo estas líneas y me impresiono con la verdad detrás de estas palabras, porque es real, es algo increíble, es verdaderamente un plan perfecto, que solo pudo haber sido creado por un ser perfecto. No fue una coincidencia, había alguien detrás, alguien que te amaba, que te soñaba feliz y pleno, juntando las piezas. Eres capaz de ponerle tanto a amor a lo que haces porque alguien te amó primero y te demostró lo que significa amar.
Ponte a pensar en lo que más amas en esta vida, en aquello que te hace sonreír,
Te invito a pensar en esas coincidencias que te han puesto donde estás hoy, piensa en esas personas que se cruzaron en tu camino. Pero también querido voluntario, te invito a pensar en el rol que tú has tomado en este plan perfecto de la vida de alguien más, ese rol que parece ser una coincidencia, pero te aseguro que no lo fue porque gracias a ese acto pequeño que hiciste en la vida de alguien más, has participado en el plan perfecto de Dios, para llevar a esa persona a donde tiene que llegar. Como voluntario, tu historia se entrelaza con las historias de muchas personas y, aunque no siempre sea tan evidente, estás cambiando un poco el rumbo de su vida.
Te invito a abrir los ojos y el corazón a esta realidad, al poder que tienes al ser participe en esta creación del plan perfecto de la vida de alguien más, para que la siguiente vez que te encuentres con alguien recuerdes esta frase de la Madre Teresa de Calcuta:
“Que nadie venga a ti, sin irse mejor y más feliz.”
Entonces a donde sea que vayas de aquí, recuerda que nada que suceda es una coincidencia. Admírate de cada situación y cada persona que entra y sale de tu vida, porque están ayudándote a recorrer el camino que fuiste soñado para recorrer y que algún día te llevará a ser quien fuiste soñado a ser.
Escrito por: Maria Jose Guerrero | Coordinadora Formación Soñar Despierto